Abstract:
Esta tesis analiza dos películas de Pere Portabella, "Nocturn 29 "(1968) y "Umbracle" (1972), filmadas durante el tardofranquismo, al margen de los circuitos cinematográficos oficiales, con el fin de evidenciar cómo el compromiso en la lucha antifranquista del director catalán se expresa en estas dos películas mediante recursos cinematográficos formales. En el primer capítulo, a partir del marco cinematográfico de los años sesenta y setenta, se ilustra la trayectoria profesional del cineasta, destacando algunos azarosos encuentros que proporcionan a Portabella relevantes amistades-colaboradores, como Joan Brossa y Carles Santos. A este respecto, se dedica un apartado a Joan Brossa, poeta catalán de fundamental importancia para el desarrollo poético-cinematográfico de Portabella, ya que este despierta en el director el interés por el metalenguaje que, de hecho, se reflejará en sus cintas. A continuación, para detallar el concepto de cine portabelliano, se acude a la definición de cine “irregular”, o sea un cine no convencional, que se contrapone al Modo de Representación Institucional y se enfrenta a las reglas narrativas clásicas. El lenguaje fílmico subversivo se convierte en un medio esencial para llevar a cabo una denuncia social, cultural y, por supuesto, política.
En el segundo capítulo, partiendo de la figura de Carles Santos, se reflexiona acerca de la dimensión sonora de las películas portabellianas, en las que se utiliza con frecuencia el sonido asincronizado y el silencio es más importante de la palabra y de la banda sonora. Asimismo, se evidencia como la subversión del lenguaje cinematográfico se manifiesta en la narración no convencional, caracterizada por la fragmentación y la reiteración de elementos; en la alternancia entre blanco y negro y colores; en el uso de una fotografía muy contrastada o con grano muy visible; en la iluminación demasiado tenue o cegadora; en el uso de actores como máscaras cargadas de una simbología que remite al contexto histórico del tardofranquismo.
El tercer y último capítulo analiza "Nocturn 29" (1968) y "Umbracle" (1972), con el fin de evidenciar las peculiaridades del cine portabelliano evidenciadas en los capítulos anteriores.