Abstract:
La vida breve (1950) es generalmente considerada la novela más compleja y ambiciosa de Onetti y
algunos críticos (como Mario Vargas Llosa) comparan su originalidad y audacia a las de los mejores
narradores del siglo XX. Puede afirmarse el hecho de que la novela de Onetti asuma la frase
programática elaborada por Eladio Linacero en El pozo (1939): “También podría ser un plan el ir
contando un suceso y un sueño” (Onetti, 1965: 9), aunque la obra que para Josefina Ludmer
constituye el origen del universo onettiano no explora tanto las complejas relaciones entre la
“ficción” y la “realidad” en el sentido de un cuestionamiento de los fundamentos de los dos
conceptos, sino que se preocupa de escenificar la escritura de un relato, poniendo en evidencia sus
condiciones de producción, su desarrollo y su transformación. Por lo tanto, más que un análisis a
partir de una dialéctica de la identidad que postularía la crisis del sujeto—Brausen— al descubrir
que su identidad es falseada por ser una creación de los demás, es decir por ser una estructura
fundada socialmente, en esta instancia se quiere tomar en consideración la perspectiva sobre un
sujeto literario que pasa de la condición de ente narrado a la de narrador y la trayectoria de un mito
personal del escritor que se desarrolla en la escenificación del proceso de creación literaria.